¿Qué hago si me encuentro un animal abandonado?

Según la sentencia 5822/2021 del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, Sala de lo Social, ausentarse un día del trabajo para cuidar de su perro enfermo no es motivo suficiente para despedir a un empleado.

Es por ello, que el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Cataluña ha resuelto que se trata de un despido improcedente. Sin embargo, los magistrados no han apreciado que fuera un acto de discriminación, en el que se vulnerara el derecho a la libertad de pensamiento o ideológica, tal y como reclamaba el trabajador (puedes consultar el texto aquí).
Y es que en su demanda el empleado pedía la nulidad del cese argumentando que la causa fue la manifestación de sus convicciones animalistas, al haberse quedado en casa para atender a su perro enfermo, al que él considera parte de su familia. A este respecto, el tribunal ha valorado que faltar al trabajo ante la necesidad de hacerse cargo de su perro y llevarlo al veterinario, no evidencia la existencia de ninguna ideología o convicción. Para los magistrados la causa de la ausencia en su puesto no es una expresión de su ideología en favor de los derechos de los animales, sino simplemente se trata de asumir el cumplimiento de las obligaciones propias de cualquier persona que tiene animales a su cargo. A diferencia de lo que ocurre en España, que estas situaciones carecen de regulación expresa y los juzgados y tribunales deben decidir, algunas empresas en países anglosajones como Estados Unidos o Reino Unido, ofrecen dos semanas de permisos pagados, permisos laborales por horas para visitar el veterinario o permisos para adoptar – la empresa Mars, por ejemplo, ofrece 10 horas de este último-y «BrewDog», la cervecera «dogfriendly» permite que los animales de compañía puedan entrar en sus establecimientos y cuenta con permisos para el personal laboral adoptante. En Reino Unido, se calcula que al menos el 5% de los trabajadores ya ha disfrutado de algún permiso parental canino y otros países como la India, están empezando a sumarse a la corriente de permisos caninos.

En Italia, Ana una bibliotecaria de la Universidad La Sapienza de Roma fue el primer caso de permiso laboral (concretamente de dos días, retribuido con la normativa del contrato colectivo de los funcionarios públicos), por «grave motivo familiar y personal«. Se trataba de asistir a su perro enfermo, que tenía necesidad de una intervención veterinaria urgente. La Universidad le había negado el permiso, pero la empleada lo logró basándose en sentencias anteriores del Tribunal Supremo que establece penas de hasta un año de cárcel y multas de entre 1.000 a 10.000 euros por abandono y maltrato animal. Gianluca Felicetti, presidente de la protectora LAV que colaboró con la mujer en el caso, aseguró que éste supone un precedente muy importante en el país porque «supone la toma de conciencia de que los animales forman parte del núcleo familiar, algo que debe ser reconocido por la ley».

En conclusión, en España aún estamos muy lejos de otros países, pero es importante seguir luchando para que los permisos para cuidado de animales dentro de familias interespecie queden reflejados en la normativa laboral, o en su defecto, en los convenios colectivos, como ya se está haciendo ya sobre todo, en otros países, pues cada vez son más las empresas sensibles que se suman a la concesión de permisos laborales para el cuidado de mascotas enfermas o recién adoptadas, visita al veterinario e incluso por muerte.